lunes, 21 de marzo de 2011

Desigualdad social... ¿nos suena a chino?


El concepto de desigualdad social no nos «suena a chino» a ninguno de nosotros. No se trata de haberlo oído en pocas o en muchas ocasiones, sino que formamos parte de él. En otras palabras, estamos dentro de este concepto tan abstracto como real. Somos desiguales como individuos y somos desiguales en cuanto a sociedad que constituimos todos con todos.
Como vimos  en las anteriores entradas en Cuentos de Quimera, consideramos que la publicidad adorna y refleja estas desigualdades sociales de las que hablamos. Y es que cuando hablamos de desigualdades sociales estamos haciendo referencia a las desigualdades de influencia económica y material. Por tanto, y bajo mi punto de vista, la publicidad es una potente herramienta social que estrecha la distancia existente entre la riqueza y el poder de influencia.
Y es que la comunicación comercial es experta en aquello que se conoce como «segmentación del público objetivo». Es decir, el tipo de comunicación se dará según el nivel de riqueza (y con ello el poder de influencia) que corresponda al público al cual se dirija. Así, la publicidad de la conocida marca de relojes Rólex, seguirá un estilo y un tono específico con el que se identifique un público con nivel adquisitivo medio-alto. Mientras que la publicidad de la marca deportiva Decathlon seguirá un tono y un estilo desenfadado, acorde al público objetivo al que se dirige; población con un nivel adquisitivo medio-bajo.
Por otra parte, y para finalizar, las desigualdades que definen la estructura social española no son tan diferentes de otros países vecinos. Éstas vienen marcadas en su mayoría por las de nivel económico y material (como hemos visto en los ejemplos anteriores), pero también existen desigualdades en derechos, en oportunidades, etc.
Un ejemplo de sociedad desigual es la que se muestra en la película de Laurent Canet La Clase. En ella la comparación, y con ella la metáfora es bien clara: se muestra una comunidad educativa en representación del conjunto de la sociedad francesa. Por lo que se muestran los conflictos existentes entre los diferentes estatus de poder o la multiculturalidad que caracteriza a la sociedad francesa, entre otros.

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