Joves indignats se concentraren a la Puerta del Sol de Madrid i decidiren ser protagonistes de la història per, al menys, un dia. M'arribaven les noticies del moviment Democràcia Real Ja i me ho prenia amb poca fe, poc convençut amb una moguda que pareixia faltar-li claredat i sobrar-li eufemismes. Poc a poc comencí a notar que allò era la resposta que molts feia temps que desitjàvem, comencí a incendiar Twitter amb missatges com: "Exigix un bon rumb, però tampoc poses pals a les rodes. A alguns els encata la pose romanticona de la derrota permanent".
Em passí per l'acampada a Castelló de la Plana tenint una examen de sociologia (casualitats de la vida: estudiar a Marx està molt bé, però trarure'l a passejar millor) i un concurs de creativitat al dia següent. Comencí a sentir-me esperançat sense deixar de ser cautelós amb un quelcom tan heterogeni.
La joventut ha decidit fer-li un polç al sistema, al PPSOE, al model econòmic que ens convertix en mercaderia. Pareixia que el capitalisme era etern, que després d'una crisi així el poble no podia despertar. La fí de les revolucions, de les utopies. Que la superesctructura (en termes marxians) de la societat composta per la cocacola way of life, Gran Hermano, els quatre Barça-Madrid, etc ens mantendrien en una eterna amnèsia col·lectiva. No. No som només consumidors de cultura de masses.
Som l'alternativa, la resposta i l'afirmació que un altre món és possible. Som els que estem fent caure imperis discogràfics i farem caure imperis de tot el que anomenen la comunicació mediàtica. I ací és on m'agradaria destacar el poder del hiphop combatiu, aquell que és capaç de dir molt més i molt més clar que una cançó de rock i de dir-ho a molta més gent que un llibre o un pamflet. Aquell que ha conseguit trencar esquemes i prejudicis. Aquell que ha sabut mesclar allò popular (allò relacionat amb el poble, amb les majories i amb la cultura de masses) amb el pensament crític i intel·lectual. Farà falta que passen uns quants anys més per adonar-se'n de l'impacte d'este tipus de música i les altres vies de comunicaicó alternatives que, juntes, estan posant en entredit el neoliberalisme i, inclús, la postmodernitat.
Cuentos de la Quimera
viernes, 20 de mayo de 2011
El espectáculo acaba de comenzar
Miles y miles de jóvenes protestan en las plazas más céntricas de las ciudades para poner solución a lo que llaman “la democracia irreal” con un movimiento: “15-M”, que tiene por lema “¡Democracia Real Ya!”. El resumen de dicha movilización lo podemos ver en la entrada de mi compañera Antonella López
Poco se alejaban Negroponte, con su obra Ser Digital cuando hablaba de las nuevas posibilidades de la sociedad de la información. Y tal y como anunciaban, estos hechos están siendo la “Puerta del Sol” que abre la utopía de la libertad y de la democracia global, y en este caso, real.
La actual propuesta, que ha sido difundida a través de las redes sociales, ha consistido en una puesta en común de unos intereses generales de los jóvenes que, al verse con un futuro poco esperanzador han decidido tomar las calles, predicando su descontento. Y además, dando un ejemplo a la sociedad de que somos una juventud con unos intereses, que se preocupa por su futuro, una joventud, si-si, si trabajo, si estudio y además, reivindico aquello que me afecta. Una juventud con nuevos valores e intereses sociales. Este movimiento da un halo de esperanza a los jóvenes que han salido a la calle con la mayor intención de cambiar las cosas, siendo muy improbable que los jóvenes tiren la toalla.
Además de ello, las protestas del 15-M son el ejemplo perfecto de los cambios de la percepción del espacio y el tiempo en la comunicación de sus integrantes. El movimiento “Democracia Real Ya” que tuvo su inicio el domingo pasado ha conseguido que a 3 días de las elecciones, miles de personas se organicen en todas las ciudades de España con un fin en común: movilizar a la población ante una política que no avanza.
Las redes sociales, se han establecido como la herramienta perfecta para comentar los hechos que van sucediéndose, las próximas asambleas, manifestaciones, acampadas o protestas que se proponen.
Por estos resultado, podemos decir que las redes sociales igualan la estratificación de clases en el ámbito de la comunicación. Pues, tal y como estamos viendo, sólo necesitamos la voluntad de un pueblo para llevar a cabo un movimiento como el 15M; un movimiento que pide que los políticos dejen ya de discutir y piensen en las necesidades que tenemos.Parece que el movimiento “red social”, no va a cesar hasta que las cosas no se pongan en su sitio… ¿cuántas cosas tenemos que reivindicar? Quizás la solución esté a tan solo unos twitts o unos cuantos eventos o perfiles en el Facebook Pero sobre todo, ¿qué influencia y repercusión van a tener estas protestas? ¿La voz del pueblo conseguirá algún hecho por los medios tradicionales?
Poco se alejaban Negroponte, con su obra Ser Digital cuando hablaba de las nuevas posibilidades de la sociedad de la información. Y tal y como anunciaban, estos hechos están siendo la “Puerta del Sol” que abre la utopía de la libertad y de la democracia global, y en este caso, real.
La actual propuesta, que ha sido difundida a través de las redes sociales, ha consistido en una puesta en común de unos intereses generales de los jóvenes que, al verse con un futuro poco esperanzador han decidido tomar las calles, predicando su descontento. Y además, dando un ejemplo a la sociedad de que somos una juventud con unos intereses, que se preocupa por su futuro, una joventud, si-si, si trabajo, si estudio y además, reivindico aquello que me afecta. Una juventud con nuevos valores e intereses sociales. Este movimiento da un halo de esperanza a los jóvenes que han salido a la calle con la mayor intención de cambiar las cosas, siendo muy improbable que los jóvenes tiren la toalla.
Además de ello, las protestas del 15-M son el ejemplo perfecto de los cambios de la percepción del espacio y el tiempo en la comunicación de sus integrantes. El movimiento “Democracia Real Ya” que tuvo su inicio el domingo pasado ha conseguido que a 3 días de las elecciones, miles de personas se organicen en todas las ciudades de España con un fin en común: movilizar a la población ante una política que no avanza.
Las redes sociales, se han establecido como la herramienta perfecta para comentar los hechos que van sucediéndose, las próximas asambleas, manifestaciones, acampadas o protestas que se proponen.
Por estos resultado, podemos decir que las redes sociales igualan la estratificación de clases en el ámbito de la comunicación. Pues, tal y como estamos viendo, sólo necesitamos la voluntad de un pueblo para llevar a cabo un movimiento como el 15M; un movimiento que pide que los políticos dejen ya de discutir y piensen en las necesidades que tenemos.Parece que el movimiento “red social”, no va a cesar hasta que las cosas no se pongan en su sitio… ¿cuántas cosas tenemos que reivindicar? Quizás la solución esté a tan solo unos twitts o unos cuantos eventos o perfiles en el Facebook Pero sobre todo, ¿qué influencia y repercusión van a tener estas protestas? ¿La voz del pueblo conseguirá algún hecho por los medios tradicionales?
#Spanishrevolution
Estos últimos días ha sido una de las palabras más utilizaras, parece que todo comenzó con las protestas convocadas por la plataforma JÓVENTUD SIN FUTURO, seguida con gran éxito en toda Europa.
En el primer párrafo de su manifiesto dejan claras sus intenciones:
Ellos, también se unieron y a las protestas de Democracia Real YA. Desde el 15 de marzo miles de personas de todas las edades y posiciones sociales se han unido a este movimiento, nos sentimos plenamente representados, algunos llevan desde ese mismo día acampando en el Km 0 de Madrid.
Las redes sociales, han tenido una relevancia vital para convocar a los jóvenes a manifestarse, la red, ha sido la mejor forma de comunicarse y publicitarse, el medio más económico y que más puede extenderse. Líderes de opinión como bloggers o incluso personalidades de la música, el cine o la televisión han apoyado estas protestas.
Se han creado páginas web, grupos en Facebook y Tuenti, frases como #spanishrevolution #notenemosmiedo o #acampadasol han sido, y son aún, trendings tópics en Twitter. Esto no hace más que demostrar que la Sociedad de la Información, está cada día más vivía, sigue desarrollándose y sabe lo que quiere, el ejemplo más claro: su manifiesto.
¿Y todo esto porqué? Si analizamos los hechos desde la tesis de Beck sobre la Sociedad del riesgo, se refiere al nuevo contexto social que estamos viviendo, la sociedad postindustrial se está disolviendo, creando así un nuevo modelo social, que lejos de beneficiarnos nos deja en un mar de inseguridades, vemos como las estructuras en el modo de trabajo y de vida se desmoronan.
Dicho esto, podríamos decir que es un clarísimo ejemplo de cómo la sociedad toma la iniciativa a la hora de intentar resolver los problemas, en este caso creando plataformas como esta, tal y como comentan en su web “indignación se socializa y se comparte, y de esta forma se crea un estado de conciencia colectiva que toma conciencia de sí misma y de sus posibilidades”. Queda claro que la clase política está deslegitimada, sus promesas ya no tienen credibilidad para los ciudadanos.
Democracia significa el poder del pueblo, pues este lo está reclamando y más que nunca.
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La moda me incomoda.
La lucha, en el contexto social, político y económico en el que nos encontramos envueltos, es sólo un anecdótico término que ha pasado a mejor vida. El verbo «luchar» ha dejado de ser conjugable. Luchar ya no está de moda y el que lucha es un “loco”, incluso podemos encontrarlo tomando un café con aquél que aún sale a la calle con hombreas y tupé.
No se deben buscar excusas para no pensar, para no concienciarse. Esto es un problema de todos que tenemos que solucionar entre todos. No es tan difícil imaginarse una convivencia en la que el acceso a las oportunidades sea igualitario. La igualdad no va a venir a nosotros, somos nosotros quienes tenemos que ir en busca de ella. La clave está en dejar que la moda te incomode.
A continuación dejo dos enlaces; el primero pertenece al artículo de Emilio Ontiveros, del 1 de mayo de 2011, publicado en la versión digital del periódico El País, y el segundo pertenece al apartado Dominio Público de la versión digital del periódico El Público, firmado por Joan Benach y Carles Muntaner (14 de mayo de 2011).
http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/desigualdad/rentable/elpepueconeg/20110501elpneglse_4/Tes
http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/desigualdad/rentable/elpepueconeg/20110501elpneglse_4/Tes
«Los economistas Thomas Piketty y Emmanuel Sáez han demostrado, en el caso de EE UU, que el valor de los indicadores de distribución de la renta es ahora equivalente a los existentes en 1928, en el umbral de esa otra crisis, parangonable a la actual, la que desencadenó la Gran Depresión.»
«[...] la excesiva desigualdad en la distribución de la renta no favorece la sostenibilidad del crecimiento económico; no es rentable para el conjunto de la sociedad.»
http://blogs.publico.es/dominiopublico/2014/salud-y-justicia-social/
http://blogs.publico.es/dominiopublico/2014/salud-y-justicia-social/
«[...] las administraciones públicas no sólo deben desarrollar políticas sociales, sino también evaluar sus efectos. Para ello, es clave disponer de sistemas de vigilancia de los determinantes sociales y la equidad en la salud que permitan conocer la evolución del desempleo en los grupos sociales (por clase social, género, situación migratoria, etc.), y evaluar el impacto de las políticas de empleo sobre la desigualdad. Desgraciadamente, esos sistemas de vigilancia son aún muy incipientes y apenas si se analiza la equidad en salud y los determinantes sociales relacionados con ella.»
Por último, me gustaría dejaros el enlace a la página oficial del Movimiento 15m y el seguimiento de éste que hace la versión digital del periódico El País, un tema que está estrechamente relacionado con el problema de las desigualdades sociales y la estratificación social.
jueves, 19 de mayo de 2011
Los auténticos consumidores de redes sociales
Actualmente gran parte de las relaciones sociales se establecen a través de Internet. Esto hace que para la comunicación, en muchos casos no se comparta el tiempo y el espacio del emisor y el receptor.
No obstante no todos los sectores de la sociedad utilizan este medio con la misma asiduidad. En el siguiente gráfico se puede ver claramente que los usuarios que más utilizan las redes sociales, son personas de 35-44 años en un 25 % del total de usuarios. A éstos les siguen las edades colindantes (de 25 a 34 años y de 45 a 45) lo que da una clara imagen acerca de las edades con la que más frecuencia se accede a este tipo de comunicación social.
Una de las principales causas de esto puede ser el estilo de vida que tienen las personas de estas edades, pues poseen un mayor poder de adquisición que los adolescentes. Respecto a la utilización en edades más avanzadas, se debe principalmente, a que éstas generaciones tienen menos conocimientos acerca de Internet y su utilización, por lo que podemos encontrar que el numero de usuarios se reduce considerablemente debido a un gap del conocimiento generacional.
En la publicidad muchas veces se da una imagen diferente acerca de las personas que usan internet, un ejemplo de ello es la alusión hacia los jóvenes en los anuncios de ADSL de las distintas marcas comerciales.
Lo que demuestra esto es que se tiene a un claro sujeto publicitario como usuario de Internet y de redes sociales que no se corresponde del todo al individuo real que utiliza este medio.
viernes, 15 de abril de 2011
Demasiado optimismo veo yo aquí
Si en una economía mixta de mercado las cosas han terminado saltando por los aires, no me quiero imaginar si fuésemos fieles seguidores de Adam Smith y su teoría de «la mano invisible». Esa confianza absoluta en las capacidades del mercado da verdadero miedo, y más en los tiempos que corren. Pero, ¿y si extrapolamos esta teoría económica a la organización social? Estamos hablando, pues, de la teoría funcionalista y su paradigma no crítico. Sin duda, Karl Marx se echaría las manos a la cabeza, sin lograr entender cómo puede entenderse la estratificación social como un ente inerte en el que la desigualdad es inevitable.
Marx y los defensores de la Teoría crítica del conflicto entienden que en la sociedad la desigualdad no es inevitable, tienen una visión optimista de la naturaleza humana y defienden que una sociedad mejor y más justa es la meta de la ciencia social. En otras palabras, confían en la capacidad del ser humano como ser sociable, no libre de valores, el cual es capaz de mejorar su situación como individuo y como miembro de la comunidad de la cual forma parte. Además, defienden que la sociedad se mantiene unida mediante el conflicto y el poder, por lo que se entiende a la sociedad como un contexto para las luchas entre las clases o los grupos de interés. Es decir, defienden la búsqueda continua de una posición más igualitaria por parte de los miembros de la sociedad. Podríamos llamarla «la teoría que no se duerme», a mi parecer.
Sin embargo, tenemos el inconveniente de tratarse de una visión económica de la estratificación social, por lo que no abarca otras fuentes causantes de este fenómeno que en Cuentos de Quimera analizamos.
Lejos de esta visión única y económica de Marx, encontramos la Teoría no crítica del conflicto y a Weber como su máximo representante. Weber ve más lejos el momento de llegar a tener una sociedad más justa, ya que entiende que los conflictos o desigualdades que en ella imperan no desaparecen, sino que evolucionan. Por lo que se debe buscar esa evolución, pero sin cuestionar su existencia.
Y frente a estas dos posiciones: el paradigma no crítico del orden o Teoría funcionalista, cuyo máximo representante es el sociólogo francés E. Durkheim. Para los funcionalistas los problemas de la sociedad no tienen procedencia material, sino moral. Así, se defiende la necesidad de reforzar el orden y el status quo reforzando los valores de la sociedad (integración moral de la sociedad). Por tanto, no se trata de cambiar estos valores o esta moral, sino desarrollarlos siempre buscando la mejoría.
Durkheim, a diferencia de sus “compañeros” Marx o Weber, no se plantea la división del trabajo como un reflejo de conflictos de poder. Además, desarrolla un nuevo concepto «patología social», a partir del que se explica que los conflictos de clase son un problema en el proceso de ajuste social que debe perseguir la división del trabajo.
Pues bien, ahora nos preguntamos: y en todo este «fregao», ¿cuál es el papel de los medios de comunicación y de la publicidad? Nos disponemos, pues, a analizar su función social según el papel social que cumplen: papel funcionalista o papel crítico. Los medios de comunicación y la publicidad pueden hacer dos cosas: tomar conciencia y responsabilidad de su poder de influencia en la sociedad (haría referencia al papel crítico) o hacer «oídos sordos» y seguir avanzando su camino atendiendo únicamente sus voluntades (haría referencia al papel funcionalista).
Centrándonos en la publicidad, cuyo cometido tiene Cuentos de Quimera, podemos citar las últimas campañas de Carrefour. Recordemos aquella que llevaba como nombre «Bolsa caca», en la que se denunciaba el abuso en el uso de bolsas de plástico y las consecuencias que ello supone. O también la campaña que se encuentra en activo en estos momentos «En positivo», en la que se proponen prácticas ecológicas. Todo consumidor es consciente de la búsqueda de imagen de marca, pero también lo es de que puede hacerlo de muchas maneras, y la suya ha sido tomando una posición crítica respecto del orden establecido en la sociedad.
Pero el ejemplo más claro son las campañas de Benetton realizadas por Oliviero Toscani, en las que existe una denuncia continua de las desigualdades en la sociedad y de las injusticias que en ella imperan.
La otra cara de la moneda podría estar representada por la mayoría de la comunicación comercial. Cualquier campaña podría ejemplificar la posición funcionalista de la publicidad. Se trataría de toda aquella que se niega a tomar conciencia de su responsabilidad, dado su poder de influencia en la estructura social (en tanto que toma como referencia el orden ya establecido en la estratificación social). Aquella que habla al consumidor según su poder adquisitivo, alimentando, pues, las desigualdades económicas que en la sociedad imperan. Aquella que se niega a dar más de lo que legalmente se le pide. Aquella que, esperemos, en un futuro haya quedado obsoleta.
Durkheim
Émilie Durkheim, psicólogo francés, afirma en su teoría del estructuralismo que los medios de comunicación pretenden mantener informada a la sociedad y trasladar los valores que necesitamos a través de ellos para atender a diversos temas. Además, debemos tener en cuenta que, en la mayoría de ocasiones, los medios de comunicación son los encargados de modificar el comportamiento humano y solucionar los problemas que nos plantean. Aunque en ocasiones, los humanos también somos los encargados de modificar el comportamiento de los medios de comunicación.
Durkheim, apuesta por reforzar el orden y los diferentes status. Cada clase social ocupa determinada función y debe llevar a cabo determinadas acciones. En consecuencia, esta jerarquía establecida haría que las desigualdades sociales se acrecentaran.
La idea de Durkheim, se invalida aún más con el acto publicitario, pues lo que pretende la publicidad es crear status sociales muy diversos. Por un lado, las clases inferiores, quienes tienen una aspiracionalidad a situarse en lo más alto, por otro, las clases sociales superiores, quienes pretenden mantener su status. Por ello, podemos decir que la idea del psicólogo de que cada uno actúe según su status se desbarata, pues los medios de comunicación, y sobre todo la publicidad, pretenden crear aspiracionalidades basadas en una única clase social, la que compra, la que gasta, a la que no le importa el dinero. No toda la sociedad sabría mantenerse en un status asignado.
En pocas ocasiones, la publicidad pretende lo contrario, pues estaría atacando a su propio trabajo; necesitan que se compre mucho, que se use poco y que se tire enseguida, para que el ciclo de compra no cese nunca. Esto mismo lo podemos ver en el documental: “La obsolescencia programada. Fabricados para no durar” a lo que se denomina el motor secreto de la sociedad de consumo.
Otro de los grandes problemas que plantea Durkheim lo encontramos cuando éste afirma que a través de la teoría respondemos a los intereses del sistema, pues se contradicen a los intereses humanos que en la mayoría de ocasiones son individuales. Además, esta idea se potencia con los medios de comunicación y la publicidad, basados en la teoría capitalista actual. La única finalidad del capitalismo es el beneficio propio, por lo tanto la publicidad no puede llevar a cabo una estrategia de solidaridad de valores.
Por último, cabe destacar que la teoría de Durkheim se complica en el momento en el que se pretende una introducción de moral y de valores en una sociedad compleja, en la cual vivimos hoy, donde no hay un sentimiento de unidad basado en la puesta en común de todos los individuos para mejorar el orden social.
En conclusión, podemos decir que la teoría de Durkheim tiene un planteamiento quizás demasiado utópico, más aún si lo relacionamos con el mundo de la publicidad.
Esto viene a ser porque el ser humano ha sido educado en unos valores en los que suena a idea descabellada el ceder a los intereses egoístas individuales a favor de los colectivos, sobre todo si los intereses colectivos afectan a tu bienestar económico.
Durkheim, apuesta por reforzar el orden y los diferentes status. Cada clase social ocupa determinada función y debe llevar a cabo determinadas acciones. En consecuencia, esta jerarquía establecida haría que las desigualdades sociales se acrecentaran.
La idea de Durkheim, se invalida aún más con el acto publicitario, pues lo que pretende la publicidad es crear status sociales muy diversos. Por un lado, las clases inferiores, quienes tienen una aspiracionalidad a situarse en lo más alto, por otro, las clases sociales superiores, quienes pretenden mantener su status. Por ello, podemos decir que la idea del psicólogo de que cada uno actúe según su status se desbarata, pues los medios de comunicación, y sobre todo la publicidad, pretenden crear aspiracionalidades basadas en una única clase social, la que compra, la que gasta, a la que no le importa el dinero. No toda la sociedad sabría mantenerse en un status asignado.
En pocas ocasiones, la publicidad pretende lo contrario, pues estaría atacando a su propio trabajo; necesitan que se compre mucho, que se use poco y que se tire enseguida, para que el ciclo de compra no cese nunca. Esto mismo lo podemos ver en el documental: “La obsolescencia programada. Fabricados para no durar” a lo que se denomina el motor secreto de la sociedad de consumo.
Otro de los grandes problemas que plantea Durkheim lo encontramos cuando éste afirma que a través de la teoría respondemos a los intereses del sistema, pues se contradicen a los intereses humanos que en la mayoría de ocasiones son individuales. Además, esta idea se potencia con los medios de comunicación y la publicidad, basados en la teoría capitalista actual. La única finalidad del capitalismo es el beneficio propio, por lo tanto la publicidad no puede llevar a cabo una estrategia de solidaridad de valores.
Por último, cabe destacar que la teoría de Durkheim se complica en el momento en el que se pretende una introducción de moral y de valores en una sociedad compleja, en la cual vivimos hoy, donde no hay un sentimiento de unidad basado en la puesta en común de todos los individuos para mejorar el orden social.
En conclusión, podemos decir que la teoría de Durkheim tiene un planteamiento quizás demasiado utópico, más aún si lo relacionamos con el mundo de la publicidad.
Esto viene a ser porque el ser humano ha sido educado en unos valores en los que suena a idea descabellada el ceder a los intereses egoístas individuales a favor de los colectivos, sobre todo si los intereses colectivos afectan a tu bienestar económico.
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